esteban silva  
En este espacio digital*, las prácticas artísticas se presentan como categorías porosas. 

Los procesos y aprendizajes se van hilando con los tejidos bioculturales que nos han querido quitar.  

Sigamos imaginando...

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PROYECTOS:
00 Encuentros con el aluminio
00 Escaneo del placer
01 Vinculación afectiva
02 Mediaciones objetuales (próximamente)
03 Conversaciones desde el cuerpo-territorio
04 Actos sobre el cuerpo 
05 Intervenciones vivas
06 Carrizozo Air (residencia)


*The english version of this site will be available in Autumn 2025.

B. CERROS HABLANDO

Conversación entre Miguel Cinta Robles (MCR) y esteban silva (ES)

*Esta conversación tuvo lugar el 03 de octubre del 2024 en la Biblioteca del Museo de Antropología, Ciudad de México. Su detonante fue el cerro como punto de encuentro de ambas prácticas artísticas.


ES: Miguel, ¡qué gusto verte! Gracias por proponer este lugar para nuestro encuentro y por sumarte a este espacio de conversación. He comenzado este proyecto a partir de un deseo artístico y personal por tejer redes y afectos con otras prácticas que encuentro afines. 

Nos hemos encontrado varias veces desde que nos conocimos en la feria honguera de Cuajimalpa el pasado hongosto y hemos podido conversar pero me gusta que esta vez sea s obre los cerros, un punto importante que tenemos en común.

MCR: ¡Hola! Gracias por la invitación. Elegí este lugar porque no soy muy fan de quedar en cafés.

ES: Me encanta. Comencemos entonces.

En tu práctica eres muy explícito sobre el cerro y como éste funge como una coordenada situada. Resueno profundamente con ello porque, en mi caso, habitar el cerro ha sido traicionar un pacto estético que busca borrarlo.

ES: Vengo de Huixquilucan, Estado de México y allá los cerros han sido forzados a pasar por un proceso de transformación cuyo fin es convertirlos en algo distinto; algo que opere dentro de la especulación inmobiliaria, el sueño americano, las prácticas coloniales, entre otras cosas.  


Para ti, ¿cómo ha sido?

MCR: Percibo el cerro como un espacio en conflicto y al mismo tiempo un punto accesible para varias personas.

Cuando comencé el proyecto de Domingo de cerro tuve en mente este meme de la manita con las tres personas que suben cerros: marihuanos, católicos y corredores. Evidentemente hay más personas que lo hacen como les defensores del territorio, las personas de la comunidad que van al río, mis abuelos, mi mamá, tú y yo, entro otras. Somos muchas manos las que se entretejen al subir al cerro.  

MCR: Hace rato pensaba en que no hay una traducción al inglés de la palabra “cerro” porque este concepto tiene una suerte de ambigüedad interesante. El imaginario del cerro se sitúa entre un lugar “virgen / natural” y un espacio como El Cerro de la Estrella o los que mencionas en Huixquilucan que están habitados por la realidad imperante de la modernidad avanzando y tomando cada vez más espacio.



¿Qué significan estos cerros urbanizados? El caso de Huixquilucan es interesante por este desplazamiento del cerro a la ciudad y de regreso como cascajo y escombro.

ES: Es interesante esta relación entre diversas experiencias humanas y la percepción de un territorio no-urbanizado que atraviesan los imaginarios colectivos del cerro.

Cuando llegaron las primeras olas de la colonización a Huixquilucan, la gente aventó sus ídolos al cerro y fue entonces que se convirtió en un espacio liminal frente al proyecto de progreso. Actualmente, se pueden encontrar muchas de las semillas nativas del territorio en los huecos que aún no están urbanizados. Esas zonas son también el epicentro del que surgen muchas de las contra-respuestas a la mancha urbana. Por ejemplo, los quelites cerriles nos han invitado a mi familia a repensar la alimentación y ahora forman parte importante de nuestra dieta.

MCR: ¿Van a recolectarlos?

ES: No, brotan desde el jardín de casa de mis papás. Es el cerro ganando terreno.

MCR: Me hace pensar en que los quelites siempre están ahí y que su capacidad de “brotar” depende de nuestra sensibilidad para darnos cuenta de ello.

Ayer platicaba con una amiga sobre las fibras vegetales y el Zacatlaxcalli en específico. Esta planta, muchas veces parasitaria, crece entre cables y árboles y no la notas hasta que sabes que con ella puedes teñir. Entonces, de pronto está en todos lados.

Cuando recorro las calles de la Ciudad de México  —en donde antes pensaba que solo habían ficus y otros árboles exóticos— veo que hay tantas cosas sucediendo. En la ciudad aún está la posibilidad/ grieta para que un día se puedan cosechar alimentos como lo haría una persona que vive en el cerro.

ES: Me hace pensar en las diversas responsabilidades y sensibilidades que conlleva nombrar a un territorio de una u otra forma.

MCR: Después del auge de la palabra territorio, comencé a preguntarme cómo rebasar este tipo de conceptos paragüas con el fin de acercarnos más a lo que queremos decir. El cerro y los quelites son una herramienta para acercarnos un poco más por ahora. 



ES: Claro y como encontrar al cerro donde se supone que no está. La mayoría de las composiciones de todas estas edificaciones y vialidades que se erigen sobre los lagos son una presentación industrialmente procesada de los cerros.  A pesar de ello —y en contra de la voluntad humana– no está exenta de formar parte de los procesos geológicos y metabólicos del suelo. Es algo que las bacterias, plantas y animales aprovechan continuamente. Ven en el concreto y sus grietas una posibilidad de sustrato. 

MCR: ¿Conoces el proyecto Reality Properties: Fake Estates (1973) de Gordon Matta-Clark?

ES: No, ¿de qué va?

MCR: El artista compró quince lotes de 2 x 8 metros dispersos por Nueva York en una subasta y no hizo nada con ellos. En la actividad de agricultura sintrópica que realizamos en Terreno Familiar hay un concepto de no labranza que se relaciona y levanta muchas preguntas ¿Qué significa dejar un espacio vacío? ¿Qué significa no hacer nada? Podría ser la prosperidad de amortiguadores ambientales o espacios para la filtración de agua en una ciudad que tanto lo necesita. 

ES: Como una piel porosa. 

MCR: Claro.

ES: Hay muchas cosas que seguir pero creo que es un buen punto para concluir la conversación por ahora. Gracias, Miguel, ha sido un gusto compartir este espacio contigo. 

MCR: Que lindo, lo mismo de vuelta. Nos estamos encontrando en el tiempo.


Miguel Cinta Robles, radicado entre Oaxaca y Ciudad de México, combina artes visuales, agricultura y pedagogía. Fundador de “Domingo de Cerro,” organiza caminatas que integran biología, ecología y arte. Colabora en "Terreno Familiar," promoviendo reforestación, soberanía alimentaria y construcción sostenible en Tlalixtac de Cabrera.